SINOPSIS
En 1935, el médico y pintor
turinés Carlo Levi, condenado al destierro por la dictadura fascista, desciende
del tren en la estación de Eboli escoltado por dos carabineros: Cristo
verdaderamente se ha parado en Eboli, donde el mar y el ferrocarril abandonan
la costa de Salerno, y se adentran en las tierras desoladas de Lucania. Cristo
no llegó nunca aquí. No tuvo el tiempo, ni el deseo, ni la esperanza, ni la
relación causa efecto, ni la razón y la historia.
El viaje prosigue en
autobús y finaliza en coche. Llegado a Gagliano, Carlo comienza a hacer
pequeños paseos diarios en compañía de un perro llamado Barón y poco a poco
entra en contacto con la población que termina por imponerle, tanto a él como
al alcalde fascista, para que ejerza la profesión de médico. Su hermana Luisa
lo visita y Carlo se traslada con ella a una casa donde encuentra a Giulia, que
se encarga de las faenas domesticas; desde ese momento, Carlo empieza a pintar
y conversa con los campesinos, con el alcalde, con el misterioso Don Trajella.
La conquista de Abisinia le traerá la libertad a modo de indulto. De regreso a
Turín y cargado de recuerdos, Carlo escribirá un libro para recordar esta
experiencia.
CONSIDERACIONES
La duración original del
filme es de 224 minutos, pero su distribución comercial la redujo a 160
minutos. Sin embargo, es tal la fuerza expresiva que hay en las imágenes
rodadas por Rosi, que no afecta en absoluto a su equilibrio, ni a su ritmo
expresivo. Sí se echa en falta el desarrollo de ciertos personajes, los cuales
desaparecen de la trama tras una brillante intervención.
La película se alzó con el
Premio David de Donatello en 1979 a la mejor dirección y película, ex-aequo con
El árbol de los zuecos, de Ermanno Olmi y Olvidar Venecia(Dimenticare
Venezia), de Franco Brusati.
El argumento está sacado de
la novela autobiográfica de Carlo Levi, el protagonista de la historia, que
cuenta sus experiencias durante el destierro al que fue sometido por el régimen
fascista. Francesco Rosi trabaja el guión con Tonino Guerra y Raffaele La
Capria, además de contar con el propio escritor para sugerir cosas.
Lo más fascinante del filme
es su poder hipnótico imparable de principio a fin; Rosi extrae de las cosas más
simples y cotidianas una poesía impensable, cautivadora, estremecedora a veces.
Es el poder de un cineasta quien, además de mantener un compromiso fiel con la
denuncia política y social de su país, sabe ajustar cada reto artístico, con lo
que esto conlleva de comercialidad, a las necesidades puras de la creación;
quiero decir que Francesco Rosi está ante todo preocupado por como se debe
contar un filme, antes de lanzar un simple panfleto político como es el caso de
muchos directores especializados en la misma temática.
Carlo Levi, succionado como
un vampiro por el gigante de la interpretación que es Gian Maria Volonté, se da
cuenta al poco de llegar a Eboli de que los campesinos no son fascistas, ni
pertenecerían a ningún partido político que existiera. ¿Qué tienen que ver
con el gobierno, con el poder, con el estado? El estado son los de Roma.
Siempre han estado y siempre estarán como el granizo, las catástrofes, la sequía
y el paludismo. El alcalde fascista escucha todo esto con media sonrisa,
sabiendo que tiene ante sí a un hombre inteligente, excepcional, dotado de un
gran talento y que además ha conseguido granjearse el corazón de los
campesinos, siempre a la defensiva contra los forasteros. Levi sabe que en Roma
está el Duce, y que para los campesinos el estado está más lejos que el cielo y
es más dañino. Saben que el estado es una especie de destino como el viento que
abrasa las cosechas o la fiebre que roe la sangre. Pero el alcalde quiere
protestar, poner algo de su parte, demostrarle que él los conoce mejor que
nadie: Los campesinos son supersticiosos e ignorantes y cuantos más
beneficios reciben más desagradables son.
El concepto de “clases”
sociales se desintegra para Carlo Levi en su destierro forzoso allí en Eboli,
junto a los campesinos a quienes ha empezado a comprender, precisamente porque
no quiere imponerles ideas, ni enseñarles doctrinas, ni domesticarles para canten
una misma canción. Por tanto Cristo se paró en Eboli, nos habla de tres
mentalidades que han de convivir juntas por fuerza histórica: la fascista, la
comunista y el tamiz del campesinado.
FICHA TÉCNICA
Título original..............................................Cristo si é
fermato a Eboli
Año.......................................................................................................1979
Director.............................................................................Francesco
Rosi
Guión.............................F. Rosi, Tonino Guerra y
Raffaele La Capria
Fotografía..............................................................Pasqualino
de Santis
Música..................................................................................Piero Piccioni
Duración..........160 minutos (224 minutos duración
original) Color
FICHA ARTÍSTICA
Gian Maria Volonté..............................................................Carlo
Levi
Paolo Bonacelli............................on Luigino Malagone, el
alcalde
Alain Cuny........................................................Barón
Nicola Rotunno
Lea Massari..........................................Luisa Levi,
hermana de Carlo
François Simon.................................................................Don
Trajella
Irene Papas.....................................................................................Giulia
Luigi Infantino....................................................Faccialorda,
el chófer
Antonio Allocca.............................................................Don
Cosimino
Vincenzo Licata......................................................El
Italo-Americano
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